El moderno Estado de Israel
identifica sus raíces con la antigua Tierra de Israel (Eretz Yisrael), un concepto central para el judaísmo desde hace más de 3.000 años. Después de la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones aprobó el Mandato Británico de
Palestina con la intención de la
creación de un «hogar nacional para el pueblo judío». En 1947, las Naciones Unidas aprobaron la partición de
Palestina en dos Estados, uno judío y
uno árabe. El 14 de mayo de 1948 el Estado de Israel declaró su
independencia, lo cual fue seguido por la Guerra árabe-israelí de 1948 con los vecinos Estados
árabes, que se negaron a aceptar el plan de la ONU. Las sucesivas victorias en
una serie de guerras posteriores confirmaron su independencia y ampliaron las
fronteras del Estado judío más allá de lo dispuesto en el Plan de Partición de
las Naciones Unidas.
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